El directorio cavallista del banco está empeñado en una carrera privatista, que trae para sus trabajadores achique y flexibilidad laboral. Empezaron con la jubilación anticipada, vaciando de trabajadores las sucursales, pretenden imponer un nuevo "modelo de trabajo", el llamado MUS, que agudiza la paupérrima situación de los empleados y no da ninguna solución los problemas que se presentas en las dependencias.
Ha llegado una noticia aún peor: el cierre de la totalidad de las delegaciones de la Capital y de la sucursal Pompeya, y la posibilidad de próximos cierres en los meses venideros. La excusa, "baja rentabilidad". Sin embargo, ya se sabe, muchas de estas filiales serán reemplazadas por locales de Bapro Pagos SA, donde los empleados realizan tareas bancarias bajo el convenio de comercio, con horarios más extensos y salarios más bajos, convirtiéndolos en la mano de obra barata que estaban necesitando. Mientras tanto, el resto de las actividades se reparte entre las sucursales que subsisten.
La crisis económica y fiscal que atraviesa la Provincia de Buenos Aires, nos permite entender la carrera en la que se han metido los "nacionales y populares" para liquidar un banco público y, en su lugar, fogonear el crecimiento de los negociados privados.
Frente a este cuadro, los trabajadores debemos ponernos en pie de lucha.
Abramos la discusión, que la gremial convoque a asambleas en cada sucursal para discutir un plan de acción que pueda frenar esta avanzada privatizadora.
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